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Pope Francis opens synod urging genuine dialogue and humility

St. Barbara Church | Official Website

Los miembros del Sínodo de los Obispos fueron llamados a dialogar genuinamente con quienes tienen diferentes puntos de vista y a evitar agendas personales, según lo expresado por el Papa Francisco en la apertura del sínodo. El pontífice destacó la importancia de mantenerse abiertos a cambiar de opinión para el bien de la Iglesia.

“Para que esto suceda hay una condición: que nos liberemos de lo que, en nosotros y entre nosotros, puede impedir a la ‘caridad del Espíritu’ crear armonía en la diversidad”, afirmó el Papa durante su homilía. Añadió que “quien, con arrogancia, presume y pretende tener el derecho exclusivo sobre la voz del Señor, no es capaz de escucharla”.

El evento se llevó a cabo en la Plaza de San Pedro el 2 de octubre, donde participaron 368 miembros del sínodo. Los primeros en entrar fueron los 16 delegados fraternos —representantes sin derecho a voto— seguidos por los 96 miembros con derecho a voto que no son obispos. También asistieron 77 cardenales.

El Papa instó a los participantes a no convertir sus aportaciones en “puntos que defender o agendas que imponer”, sino más bien verlas como “dones para compartir”. De lo contrario, advirtió sobre caer en diálogos improductivos donde nadie escucha al otro ni al Señor.

Durante la Misa, presidida por un Papa Francisco sentado debido a su edad avanzada, estuvieron presentes figuras clave como el cardenal Jean-Claude Hollerich y el cardenal Mario Grech. En medio de tensiones crecientes en Oriente Medio tras un reciente conflicto entre Israel e Irán, el Papa hizo un llamado para una jornada de oración y ayuno por la paz el 7 de octubre.

Además, anunció su intención de dirigir un rezo del rosario por la paz en Roma el 6 de octubre e invitó al sínodo a unirse. Subrayó la necesidad urgente de paz mientras "los vientos de la guerra" continúan afectando naciones enteras.

Reiterando que el sínodo no es una "asamblea parlamentaria", sino un esfuerzo conjunto para comprender las esperanzas y sueños compartidos por todos los cristianos alrededor del mundo, Francisco pidió recibir las aportaciones del pueblo con respeto y atención.

“Todos aquí se sentirán libres... cuanto más perciban... amigos que los quieren y respetan”, dijo. Enfatizó que esta actitud es esencial para hacer realidad la vocación acogedora y abierta de la Iglesia.

El Santo Padre también reconoció lo grande y delicado del trabajo por delante pero insistió en abordar estas tareas desde una posición humilde: “La única manera... abajándonos”.

Concluyó exhortando: “Caminemos juntos. Pongámonos a la escucha del Señor”.